¿Cómo empezó todo?

Por supuesto, con niños, y un reto que Maja no podía resolver sin la innovación. Junto con su marido Anže, cofundador de Snugi, buscaban un calzado cómodo, lavable y, sobre todo, transpirable para su hijo Žan, que sufría una infección por hongos después de llevar zapatillas de casa durante horas en la guardería. No había en el mercado ninguna solución que hiciera todo eso y se acercara a caminar descalzo. Maja bromeó diciendo que iba a coser las zapatillas ella misma y al día siguiente ya estaba al teléfono buscando un curso de costura.

Con la ayuda de su profesora de costura, Maja creó su primer par de pantuflas para niños. Además de su trabajo habitual, a última hora de la noche, cuando su hijo dormía, buscaba los materiales adecuados y, armada con distintos tipos de tela, se ponía a trabajar. A Žan le encantaron tanto las pantuflas que incluso quería dormir con ellas, así que cosió un par tras otro y, muy pronto, una cadena de tiendas se fijó en Snugi, con lo que puso en marcha su primer mini negocio familiar.